Bueno, así que tengo que hacer como que estoy tecleando y escribiendo un mail importante. Con la cara de seria que tengo, alguien hasta podría pensar - ¡ilusos! - que la situación es grave. Una conspiración intergaláctica para el regreso final de los mayas, una pelea histórica en búsqueda de un repuesto perdido, o tal vez un novio que me dejó embarazada. Y sin embargo, no. Simplemente no tengo nada que escribir, mi trabajo está al día, no me busqué subtítulos para traducir, y me resisto a estudiar porque lo único que hago es repetir lo que ya sé (aparte, mi objetivo es teclear, y así sólo tendría que leer). Y no puedo ponerme a ver una película tan descaradamente, ni leer un blog de cocina. Eso sería poco profesional.
Borro, aprieto enter.
2 veces más, aprieto enter.
Y me detengo. Ahora, mis expresiones son pensativas. Evidentemente, el mail importantísimo que estaba escribiendo no sale tan naturalmente como esperaba. O quiero analizar el peso de cada una de mis palabras para que el proveedor no se enoje. O que mi novio se haga cargo del bebé sin mandar un sicario que termine con mi vida.
Stop. Es momento de releer el mail, y borrar/reescribir algunas palabras. Usar el mouse y las flechitas, bah. Cara de conforme. Soy la Tolstoi de las amenazas a ex-novios.
Sigo.
No sin antes mirar alguna página aleatoria que corte mi línea de pensamiento y me inspire.
Ahora sí. Sigo un ratito más.
Miro brevemente por la ventana, mientras pienso qué música voy a pasar al reproductor para el viaje de vuelta. Le hecho un vistazo al reloj. Bien. Ya me comí 10 minutos.
10 minutos de vida.
10, no son muchos, concluyo. No dejo que me distraiga.
Ahí pasó alguien, me vio concentrada y siguió de largo, evidentemente esto está dando resultado. Igual la voy cortando, no quiero que se confundan y se den cuenta que realmente no estoy haciendo nada más que perdiendo 10 minutos.
Saludos cordiales,
Borro, aprieto enter.
2 veces más, aprieto enter.
Y me detengo. Ahora, mis expresiones son pensativas. Evidentemente, el mail importantísimo que estaba escribiendo no sale tan naturalmente como esperaba. O quiero analizar el peso de cada una de mis palabras para que el proveedor no se enoje. O que mi novio se haga cargo del bebé sin mandar un sicario que termine con mi vida.
Stop. Es momento de releer el mail, y borrar/reescribir algunas palabras. Usar el mouse y las flechitas, bah. Cara de conforme. Soy la Tolstoi de las amenazas a ex-novios.
Sigo.
No sin antes mirar alguna página aleatoria que corte mi línea de pensamiento y me inspire.
Ahora sí. Sigo un ratito más.
Miro brevemente por la ventana, mientras pienso qué música voy a pasar al reproductor para el viaje de vuelta. Le hecho un vistazo al reloj. Bien. Ya me comí 10 minutos.
10 minutos de vida.
10, no son muchos, concluyo. No dejo que me distraiga.
Ahí pasó alguien, me vio concentrada y siguió de largo, evidentemente esto está dando resultado. Igual la voy cortando, no quiero que se confundan y se den cuenta que realmente no estoy haciendo nada más que perdiendo 10 minutos.
Saludos cordiales,